¡Hola! Hoy te vamos a ayudar a diferenciar entre SII, intolerancias y SIBO. ¿Por qué es esto necesario? Porque dentro del mundo de las patologías digestivas es muy importante que podamos explicar que es lo que tenemos, para que así nosotras como profesionales podamos dar los mejores consejos. En caso de que no tengas claro qué puedes tener te invitamos a que sigas leyendo este post ¡VAMOS ALLÁ!
Lo primero de todo, queremos decirte que el primer paso, ponerle nombre es realmente difícil, ya que la mayoría de alteraciones digestivas tienen unos signos muy similares: dolor abdominal, inflamación o hinchazón ocasionada por la acumulación de los gases, alteraciones en cuanto a la frecuencia y tipo de las deposiciones, por ello es tan difícil ponerle el nombre exacto sin haber pasado por una batería de pruebas que, por lo menos, le pueda ayudar al médico a descartar posibilidades.
Como verás, saber qué ocasiona toda esta bomba de signos tiene mucha importancia para saber exactamente cómo proceder, por ello, todos los pacientes tienen que pasar por lo que se llama un diagnóstico diferencial.
Se suele pensar a nivel general que la mayoría de patologías digestivas tienen un tratamiento dietético similar, pero esto no es del todo cierto. Sí que puede coincidir que, dependiendo de los síntomas, se decida actuar poniendo el foco en algún grupo o grupos de alimentos que puede no estar beneficiando al paciente y que, por tanto, se le haga alguna indicación sobre su frecuencia de consumo y cantidades para valorar así la mejoría.
Y esto sí que puede ser común en diversas patologías. Por ejemplo, en el caso de que venga un paciente a consulta aquejado de muchos gases se procederá a retirar de su alimentación todos aquellos alimentos que podamos observar que come de forma frecuente o en altas cantidades que puedan estar liberando este gas.
Si te han diagnosticado SIBO (sobrecrecimiento bacteriano) déjanos decirte que esta afección está causada por el crecimiento desmesurado de bacterias en el intestino delgado. Esta sobrepresencia de bacterias va a ocasionar una disfunción en la barrera del intestino y, por tanto, alteraciones en la capacidad de absorción de algunos nutrientes. El SIBO genera en la mayoría de los casos procesos malabsortivos, es decir, ciertos nutrientes se pueden quedar sin absorber y esto, a su vez, generar alteraciones gastrointestinales como gases o diarreas.
Por otro lado, el SII (síndrome de intestino irritable) se basa en una disfunción en la conexión/ entendimiento/ coordinación que existe entre cerebro e intestino, pudiendo ser más la mente la que ocasione alteraciones en como el intestino gestiona la llegada de los nutrientes. El cerebro y el intestino están conectados por un nervio vago, de hecho, habrás oído alguna vez que el intestino es nuestro segundo cerebro, por tanto, cualquier cosa que pueda alterar tu “equilibrio” puede generar una respuesta adversa en tu intestino.
Por otro lado, tendríamos las intolerancias, las más conocidas son a la lactosa y fructosa-sorbitol. En este caso, a diferencia de los anteriores, se sabe que el intestino es incapaz de gestionar la llegada de estos azúcares (la que hace al final de puerta para que los nutrientes pasen a la sangre) por una falta, en la mayoría de los casos, de las enzimas (tijeras), fallo en los transportadores (fructosa-sorbitol), daño histológico (lesiones) o sobrecrecimiento bacteriano (SIBO).
Las intolerancias son siempre afecciones secundarias de una causa primaria, por tanto averiguar la razón de su aparición es elemental para poder abordarla. Una de las razones que vemos con más frecuencia en la consulta en es SIBO no diagnosticado. Otro apunte importante que no queremos que se nos pase es decirte que ¡las intolerancias no son crónicas! Pueden tratarse.
Si actualmente estás sufriendo de alteraciones digestivas, ya sean estas mencionadas u otras, y necesitas una orientación o que te ayuden con tu tratamiento puedes ponerte en contacto con nosotras ¡Estaremos encantadas de poder ayudarte!
¡Nos vemos pronto y que tengas un feliz día!