En consulta es muy común escuchar la frase “tengo obsesión con la comida”, “cuando pienso en ciertos alimentos, no se me van de la cabeza hasta que me los cómo”, “me molesta no comer como a mí me gustaría”, «mi obsesión con la comida no me deja vivir»…
Para llegar a trabajar este hecho, debemos realizarnos una pregunta: ¿Desde dónde parten tus decisiones alimentarias?
Muchas veces nos centramos en la conducta de comer, llegando a estigmatizarla como se os plantea en los ejemplos de arriba. Os ponemos un ejemplo muy común, «que aparezca la necesidad de comer un helado”. Esta conducta, según el impulso que la mueva, será lo que determine si tu decisión es saludable o no, y no el acto de comer un helado en sí.
Ya sabemos que comer helados procesados no es saludable a nivel físico, pero, si nos sigues de hace tiempo, también sabrás, que prohibírtelo es igual de insano, ya que la rigidez, puede vulnerar tu salud mental.
Hemos querido plasmar los siguientes ejemplos, para que observéis, como el discurso que acompaña a la toma de decisiones, es la clave para lograr deshacernos del sentimiento de obsesión con la comida.
Obsesión con la comida
- La obsesión: cuando la conducta viene determinada por una expectativa inflexible y poco realista. La meta justifica el sacrificio que te pueda suponer conseguirla. Esta perspectiva no te atiende a ti, sino a la meta. Esto es muy frecuente con el proceso de bajada de peso, muchas veces creemos tener obsesión con la comida, pero realmente, existe una obsesión por la bajada de peso.
Ejemplo: “no voy a comer helado, tengo que conseguir hacerlo perfecto. Una vez empiezo, ya no puedo parar. Me conozco”
- El abandono: el 99’9% de las veces proviene de la obsesión, de hecho, se suelen retroalimentar. Es una perspectiva que se centra en los impulsos de placer, y todo queda justificado por los deseos, sin medir ningún tipo de consecuencia, porque «ya estoy harto de sufrir». La obsesión y el abandono son dos polos opuestos, pero muy conectados. De aquí, nacen los círculos viciosos de tu relación alimentaria.
Ejemplo: “es verano, qué más da. Este año lo doy por perdido, al que viene, ya lo haré bien. Me como lo que me apetezca y punto, que ya me prohibiré”
- El cuidado: término del que se cree conocer mucho, pero nada más lejos de la realidad. Lo que es cuidado para unos, para otros no lo es, y lo que es cuidado un día, otro día no será. Si hablamos de cuidado hablamos de flexibilidad, escucha del placer, de las apetencias, de las necesidades, y también, de las consecuencias. La meta y el proceso son importantes, y pueden ser modificables. Tú tienes el control aquí.
Ejemplo: “me apetece un helado después de escucharme, un helado no define mi alimentación” o “prefiero no tomarme un helado ahora, observo que no es lo que necesito ahora, me sentiré mejor con una fruta”
Es necesario, que explores lo que, para ti, es cuidado. Y que llegues a creer que cuidarte no es un sacrificio, eso lo es la obsesión con la comida, pero, tampoco el placer lo justifica todo, ya que eso, es abandono.
Esperamos animarte a la reflexión, ya que la consciencia es el primer paso para el cambio.
Nos vemos pronto,