Navidad y duelo
Estamos en diciembre, mes deseado para los amantes de la Navidad.
Todo se llena de luces, de canciones navideñas y nos reencontramos con familiares y amigos.
Pero también es un mes difícil para muchas personas. Puede haber muchos motivos, y entre ellos, está el tener una silla vacía en casa. En ese caso, cada luz, cada canción, cada celebración, nos encoge el corazón y echamos aún más de menos a esa persona que ya no está.
Y es normal que esto suceda, porque estamos en duelo. El duelo es el dolor por la pérdida de un ser querido, y es un mecanismo natural por el que encauzamos el sufrimiento que sentimos. Es un fenómeno natural y necesario para que nos adaptemos a la pérdida que hemos sufrido.
¿Qué podemos hacer para estar lo mejor posible?
Va a depender del tipo de duelo que estemos pasando y por la fase en la que nos encontremos.
Las fases del duelo normal son:
- Negación: «No puede ser verdad». No estamos preparados para ver la realidad.
- Enfado: Debemos reconocerla, aceptarla y sacarla fuera.
- Negociación: Fantaseamos con la idea de revertir la situación.
- Miedo o depresión: Sentimos tristeza, vacío, dolor.
- Aceptación: Último paso del duelo.
El duelo patológico es el que no está elaborado de una forma adecuada, y puede dar paso a problemas emocionales.
El duelo es personal, y aunque ronda los dos años, hay que vigilarlo para que no se cronifique.
Si nos encontramos con dificultades para elaborar un duelo, es importante pedir ayuda a un profesional de la psicología y poder transitarlo de manera adecuada.
Es muy importante expresar lo que sentimos para recuperarnos de la pérdida de alguien querido. Compartir el dolor, es un paso importante (crucial) en la superación del duelo.
¡Llora, no lo dudes! Aguantarnos las ganas de llorar, sólo hará que nos sintamos peor y que no nos permitamos compartirlo con los demás, los cuáles también, puedan necesitar la expresión de tu dolor y el suyo.
Las emociones hay que sacarlas, porque si se quedan dentro duelen mucho más. Como dijo Shakespeare en su obra McBeth, «el dolor que no habla cierra el corazón sobreexcitado y le hace romperse«.
En caso de que el duelo afecte también a los niños, es importante decirle la verdad adaptada a su edad. Poder contarle recuerdos, anécdotas, enseñarle fotos, es decir, que no se convierta en un tabú. De esta manera, ellos podrán preguntar lo que necesiten y elaborar su duelo de una manera saludable.
Hay un poema popular escocés que dice:
Puedes llorar porque se ha ido o
puedes sonreír porque ha vivido.
Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva o
puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado.
Tu corazón puede estar vacío porque no puedes ver o
puede estar lleno del amor que compartisteis.
Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda o
puedes hacer lo que a él o ella le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.
Esperamos que te invite a la reflexión, y si lo necesitas, en el Centro de Nutrición Laura Jorge, podemos ayudarte desde el servicio de Psicología a transitar tu duelo.
Mari Carmen de la Cruz Pinedo
CV10712