La comida real o movimiento #realfooding es algo que, seguro que ya conoces si te interesa mínimamente el mundo de la nutrición.
Los conocimientos sobre nutrición han sufrido cambios a lo largo de estos últimos años (y ¡menos mal!). Antes, podríamos dudar en si un yogur light era más interesante a nivel nutricional que un yogur natural. Pero, hoy en día y gracias a la labor de los profesionales de la salud y la difusión que hay, hay más información al alcance de todos.
La comida real no necesita apellidos del tipo: bajos en grasa, light, détox… porque un alimento que en su lista de ingredientes indica que está compuesto por comida fácilmente identificable (agua, leche y fermentos en el caso del yogur), nos está diciendo que es un producto interesante.
Y, aunque cada día intentamos concienciar y compartir nuestros conocimientos sobre nutrición y comida real, lo cierto es que la industria de la alimentación se ha lucrado por medio del marketing y publicidad engañosa. Nos han hecho creer que un producto era integral y rico en aceite de girasol, sin ser integral y poniendo una fotito de un girasol y creyendo que eso era mejor que el aceite de oliva virgen extra. ¡Error!
Por lo tanto, el movimiento basado en el consumo de comida real, ha ayudado a que seamos mucho más críticos con nuestros hábitos alimentarios.
Hasta aquí, todo correcto, ¿verdad?
Pero, como todo, siempre hay otra cara y un lado más oscuro. Gracias a la divulgación de muchos nutricionistas hemos podido aprender, pero en algunos casos, esa difusión de información al no ser personalizada, ha tenido más efectos negativos que positivos. Y es el caso de los trastornos de conducta alimentaria, o algunos casos de personas con una mala relación con la comida.
Si no eres capaz de comer un pan que no sea integral, si estás restringiendo tus quedadas sociales, si rechazas alimentos considerados “no saludables”, o incluso, llegas a tenerles miedo, puede ser que este movimiento lo hayas llevado al extremo y haya pasado a controlar tu vida.
Es por eso que debemos seleccionar y filtrar la información que recibimos día a día por medio de redes sociales. Si, porque te está ocasionando malestar y mermando tu calidad de vida.
Para que lo veas un poco más claro, te invitamos a que te hagas las siguientes preguntas:
- ¿Eres capaz de tomar un alimento ultraprocesado?
- ¿Te sientes culpable por comer un donuts o pizza?
- ¿Dejas de quedar con amigos a comer fuera por controlar mejor tus ingestas?
- ¿No paras de pensar en comida y en cómo hacerlo “bien”?
- ¿Toda tu vida gira en torno a la comida?
- ¿Sientes asco por alimentos clasificados como “insanos”?
- ¿Intentas compensar cuando no comes saludable?
- ¿Has reducido considerablemente tus ingestas?
- ¿No dejas de buscar información sobre nutrición?
Valora si las respuestas van dirigidas hacia la flexibilidad o hacia la rigidez alimentaria. Que logres identificar que vives absorbido por la obsesión por comer comida real o “saludable”, es el primer paso.
Esto puede ser peligroso y puede ser la alfombra roja hacia un trastorno de conducta alimentaria.
Esperamos haber despertado tu conciencia sobre la comida real y si vas hacia la flexibilidad o la rigidez. Y en ese caso, sabes que si necesitas ayuda, puedes contar con nosotras. Tenemos un equipo de nutricionistas y psicólogas especializadas en la materia esperándote.
Hasta pronto.
Centro de Nutrición Laura Jorge