¿Cuántas veces hemos oído decir a alguien cercano, o incluso a nosotros mismos, «tengo baja autoestima» o » no tengo autoestima»?
La autoestima fluctúa con los acontecimientos que nos rodean, dependiendo de determinados momentos o etapas de la vida, pero siempre está. La autoestima se puede dañar, eso sí. Y esto quiere decir que la valoración que hacemos de nosotros mismos está dañada y nos daña.
¿Por qué se puede dañar la autoestima?
Por muchas razones, veamos algunas de ellas:
A veces en nuestra historia familiar no han sabido validarnos. Si cada vez que nos quejábamos de algo u opinábamos, se nos decía que no era importante, que mejor pensar en el qué dirán, o que tuviéramos cuidado con esos kilitos de más porque así no íbamos a gustar, se nos ha dañado la autoestima.
Por poner un ejemplo, pensemos en el niño que se cae en el parque, se hace un rasguño en la rodilla y va corriendo a sus papás a recibir cariño, y en lugar de eso se encuentra que le dicen: «No seas llorica que no es nada, venga a jugar otra vez». Y repetido en el tiempo por varios motivos a lo largo de su vida, como cuando se enfada con un amigo, o pierde una competición para él importante, un desamor… se va viendo dañada su autoestima. Porque ésta falta de validación, hace que el niño piense que lo que le pasa no es importante, y para qué va a contarlo.
Y empieza el autodiálogo negativo: «eres tonto», «todo lo haces mal», «nadie te va a querer», «mis opiniones no son importantes», «mejor me callo»…
Y con él el peligro, ya que, lo que opinamos de nosotros mismos va a influir en que nos sintamos más o menos capaces de hacer las cosas y en la seguridad que tengamos a la hora de actuar.
Relacionado con cómo me hablo, nuestra autoestima se puede ver dañada por cómo interpreto la realidad. Puede que no me hayan cogido en una entrevista de trabajo por una razón de currículum, pero yo voy a interpretar que no me han cogido porque «no soy válida», porque «han pensado que soy fea», «he hecho el ridículo»… Esta valoración de nosotros mismos va a hacer que entre en un bucle de pasividad, de «haga lo que haga, lo hago mal» y de resignación que, lejos de ayudar, paraliza.
En terapia, cuando se presenta este problema, lo que hacemos es trabajar en el conocimiento de uno mismo, conociendo la historia de vida y la problemática actual.
Tener una autoestima dañada, puede hacer que nos desarrollemos con poca libertad, con miedo a no conseguir nuestros objetivos (lo que hará que no me esfuerce al máximo) y tener problemas de relación. Por tanto, es importante aprender a escucharnos, a cuidarnos y a querernos trabajando la asertividad, la compasión y el autocuidado.
No es tarea fácil, pero sí muy gratificante, porque nos aportará calidad de vida y a disfrutar de nosotros mismos y de los demás, con ayuda y acompañamiento de un profesional lograremos conocernos y querernos.
En marzo tendremos en el Centro de Nutrición Laura Jorge un taller presencial sobre autoestima, en el que abordaremos todos estos temas bajo un prisma práctico y haremos ejercicios de autoconocimiento, de autocuidado, de compasión y de regulación emocional. El aforo será limitado por medidas Covid, así que si te interesa ¡estate atento!
¡Nos vemos por el centro, estamos para ayudarte!
Maricarmen De la Cruz Pinedo.