¿Alguna vez te has considerado adicto a la comida? Posiblemente, la sensación de descontrol, ansiedad, dependencia, calma… sean palabras que son significativas en tu relación con la comida, y es por eso, que te salta a la mente una posible “adicción a la comida”.
Queremos decirte, no obstante, que no existe este término como tal, y que incluso no nos gusta mucho, hace falta más investigación para saber si puede ser un término válido o no. Por el momento, no hay consenso.
No obstante, queríamos hablar sobre esto, puesto que a consulta no sois pocos los que referís sentir “adicción a la comida”. Insistimos, en que son reflexiones propuestas, puesto que no hay aún evidencia científica que lo sostenga.
En el caso de la alimentación, es difícil definir, cuál es concretamente el síndrome de abstinencia, podríamos decir el hambre, pero está claro, que el tipo de hambre al que nos referimos no es la fisiológica, sino más bien un “tipo de hambre” con matices distintos al hambre común: algo más intenso, selectivo o con preferencia a un alimento concreto en ese momento, una sensación que podemos situar más en el pecho que en la zona del vientre, un deseo que aumenta y aumenta, siendo difícil convivir con el.
La sustancia, en este caso, no es una sustancia tóxica, son alimentos. Sí se sabe, que los alimentos (y algunos más que otros), liberan hormonas encargadas en hacernos sentir bien (dopamina, serotonina…), pero, comparado con las sustancias tóxicas, la concentración e intensidad es considerablemente menor, pero, es interesante saber, que la comida sigue el mismo circuito de recompensa cerebral que esas sustancias tóxicas, y por eso, esa posible dependencia que algunos pacientes nos refieren.
Los alimentos más susceptibles son aquellos de palatabilidad alta: chocolate, dulces, comida rápida… Estos alimentos, encontramos en sesión, que a veces son alimentos prohibidos por el paciente, lo que lleva a que pueda perderse más el control con ellos, por esa connotación de prohibido, y es aquí, donde juega un papel muy importante el trabajo de la mejora en la relación alimentaria, corrigiendo creencias limitantes en torno a la comida.
Y ahora te preguntarás, ¿y qué hago si me siento adicto a la comida?
- Cuida tu ambiente. No te prohíbas el alimento, pero no lo tengas en casa si consideras que pierdes el control con el. Póntelo fácil.
- De ese modo, haz que las dosis de ese alimento sean en menor frecuencia y en dosis más pequeñas.
- Si existe culpa, habrá que trabajarla. Recuerda que no hay alimentos prohibidos y céntrate más no en el alimento en sí, sino en cómo lo comes.
- Relacionado con lo anterior, es fundamental la alimentación consciente. Tu cerebro debe estar saciado, y si comes rápido, este no puede procesar que ha comido. Por eso, come desde la calma en todas tus ingestas, y con aquellos alimentos con los que peor te relacionas.
- Haz que tu alimentación sea atractiva. En el día a día, proponte innovar en la cocina y tener recetas que te resulten interesantes, pero que no despierten en ti ese descontrol.
- Identifica las situaciones que te llevan a perder ese control. Muchas veces no es solo el alimento, sino lo que gira en torno a ese contexto: estrés, cansancio, problemas laborales, conciliación familiar… ¿Crees que existe un patrón que se repite cuando pierdes el control con la comida?
Esto, son solo unas pequeñas pinceladas, pero puede ayudarte a cuestionar o reflexionar sobre “la adicción a la comida”. Si te has sentido identificado, no sientas vergüenza, esto lo primero, ya que son muchas las personas que conocemos y que se sienten reflejadas. Queremos decirte, que es un tema complejo para ser gestionado con un simple blog, pero que podemos ayudarte de manera más personalizada si así crees necesitarlo.
En consulta contamos con un equipo de psicólogas y nutricionistas, que estarán encantadas de conocer tu caso, es por eso, que no dudes en escribirnos al correo contacto@laurajorgenutrcion.com si quieres saber más.
Deseamos conocerte y ayudarte.